Queridos hermanos hoy quiero exhortarles a que lean el libro de Nehemías en la Biblia. Verán aquí la historia de un hombre llamado a restaurar los muros de Jerusalén, muros que fueron derribados quemados por sus enemigos. La obra era increíble, casi imposible. Había muchos que se burlaban en contra del trabajo de Nehemías y aquellos que él reunió en torno a la obra.
La gente trabajaba unida y por familias, cada una según la sección que le correspondía para que la ciudad otra vez estuviera segura y protegida. A las familias, se les presentaba constantemente la amenaza del ataque de sus enemigos. De hecho, con solamente la mitad del muro terminada, empezaron a trabajar con una mano, y con la otra sostenían un arma. Estaban totalmente dedicados a la restauración del muro e igualmente comprometidos a luchar contra sus enemigos cuando fuera necesario.
Hoy en día, en cada una de nuestras ciudades, el muro de protección del que las familias fuertes gozaban y disfrutaban ha sido destruido y quemado por el ataque del enemigo. La desintegración del matrimonio y la familia en las generaciones pasadas nos ha dejado vulnerables. Ahora, cada familia tiene que luchar sus propias batallas, sin la protección corporativa que nos daría un muro fuerte.
Pero, el tiempo ha llegado de restaurar el muro!. Como en los días de Nehemías, Dios está llamando y ungiendo a familias para reunir y restaurar la seguridad y protección de los hogares de nuestra tierra.
En los tiempos de Nehemías, las familias permanecían juntas hombro con hombro para reconstruir, cada una enfrente de su casa, haciendo su parte del trabajo. Todavía es cierto que los matrimonios y las familias fuertes traen poder a una ciudad. Las familias fuertes proveen protección corporativa para nuestras iglesias y ciudades. Los hogares quebrantados y destruidos dejan a nuestras ciudades y sus iglesias desprotegidas y vulnerables al ataque del enemigo.
Cuando seguimos el plan de Dios, (Su Palabra), como nuestra guía, y sus herramientas, (principios Bíblicos), edificamos un muro de protección fuerte y sano. Nuestros hijos habitan en un lugar seguro bajo la cobertura del Dios Altísimo, siguiendo el plan de Dios y sus pricipios se establecen los límites, criterio que da la proteción. Muchos hoy en día quieren la protección del muro, pero rechazan los límites. De verdad hoy en día vivimos en los tiempos en que cada uno hace lo que está bien ante sus propios ojos.
Cuando hacemos lo que queremos, debido a la ignorancia o a nuestro propio egoísmo, rechazamos los límites que nos da la palabra de Dios, y como consecuencia perdemos la protección también. Ahora nuestras ciudades reflejan dicho rechazo del plan de Dios, en la destrucción de la familia y el hogar. La palabra de Dios dice: "y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego" (Nehemías 2:13). La destrucción es tan grande, que en algunos lugares lo único que queda es escombros.
Tal vez, tu propio matrimonio ahora sea solamente escombros. Quizá tú te sientas como una de esas piedras quemadas de las cuales Sanbalat dijo que nunca podrían ser usadas para construir una muralla fuerte. Nehemías 4:1-2, "Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?". Nehemías no escuchó la voz del enemigo, ni tú tampoco debes hacerlo. Jesús tiene grandes planes para ti, y quiere restaurarte la fuerza y en el poder. Al someterte a los planos de la Palabra de Dios, aceptando tanto sus límites como su protección, tu matrimonio y tu hogar pueden ser transformados por su poder.
O tal vez tú solamente tengas unas cuantas grietas en tu pared, áreas pequeñas de erosión que han empezado a desgastarse. Reconoces la necesidad de fortalecer tu pared, y fortificarla usando los planos de Dios como tu guía. No hay mejor hora para empezar a reconstruir que cuando los problemas son por primera vez identificados. Tus piedras no se han aún quemado, y tu pared aún no se ha derrumbado. Las pequeñas reparaciones arreglos aquí y allá establecerán firmemente tu matrimonio sobre La Roca y solidificarán la protección de tu muralla.
Si tú ahora tienes un matrimonio fuerte, establecido y arraigado en la Palabra, tienes mucho que ofrecerles a otros. La fortaleza y la estabilidad de tu sección del muro es vital para otros. Muchas veces es difícil ayudar a otros a reconstruir con cierta medida de éxito si no entiendes como tu muro llegó a ser tan fuerte. Tienes que reconocer los planos que has seguido para que así puedas compartirlos con otros. El entender cuáles herramientas de la Palabra de Dios han fortalecido tu matrimonio te capacitará para ayudar a otros a restaurar y fortalecer sus hogares y matrimonios.
Cualquiera que sea el estado de tu matrimonio y hogar hoy, puedes recibir bendiciones y crecer en el Señor a través de una comprensión mayor y aplicación de los planos de Dios para ellos. Nehemías animaba a la gente, “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas” (Nehemías 4:14). Tal vez ese llamado a la batalla no ha sido tan urgente desde aquel entonces hasta ahora. Se puede escuchar el sonido de la trompeta en la tierra (Nehemías 4:20) y el Señor está diciendo, “¡A la restauración!”.
La gente trabajaba unida y por familias, cada una según la sección que le correspondía para que la ciudad otra vez estuviera segura y protegida. A las familias, se les presentaba constantemente la amenaza del ataque de sus enemigos. De hecho, con solamente la mitad del muro terminada, empezaron a trabajar con una mano, y con la otra sostenían un arma. Estaban totalmente dedicados a la restauración del muro e igualmente comprometidos a luchar contra sus enemigos cuando fuera necesario.
Hoy en día, en cada una de nuestras ciudades, el muro de protección del que las familias fuertes gozaban y disfrutaban ha sido destruido y quemado por el ataque del enemigo. La desintegración del matrimonio y la familia en las generaciones pasadas nos ha dejado vulnerables. Ahora, cada familia tiene que luchar sus propias batallas, sin la protección corporativa que nos daría un muro fuerte.
Pero, el tiempo ha llegado de restaurar el muro!. Como en los días de Nehemías, Dios está llamando y ungiendo a familias para reunir y restaurar la seguridad y protección de los hogares de nuestra tierra.
En los tiempos de Nehemías, las familias permanecían juntas hombro con hombro para reconstruir, cada una enfrente de su casa, haciendo su parte del trabajo. Todavía es cierto que los matrimonios y las familias fuertes traen poder a una ciudad. Las familias fuertes proveen protección corporativa para nuestras iglesias y ciudades. Los hogares quebrantados y destruidos dejan a nuestras ciudades y sus iglesias desprotegidas y vulnerables al ataque del enemigo.
Cuando seguimos el plan de Dios, (Su Palabra), como nuestra guía, y sus herramientas, (principios Bíblicos), edificamos un muro de protección fuerte y sano. Nuestros hijos habitan en un lugar seguro bajo la cobertura del Dios Altísimo, siguiendo el plan de Dios y sus pricipios se establecen los límites, criterio que da la proteción. Muchos hoy en día quieren la protección del muro, pero rechazan los límites. De verdad hoy en día vivimos en los tiempos en que cada uno hace lo que está bien ante sus propios ojos.
Cuando hacemos lo que queremos, debido a la ignorancia o a nuestro propio egoísmo, rechazamos los límites que nos da la palabra de Dios, y como consecuencia perdemos la protección también. Ahora nuestras ciudades reflejan dicho rechazo del plan de Dios, en la destrucción de la familia y el hogar. La palabra de Dios dice: "y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego" (Nehemías 2:13). La destrucción es tan grande, que en algunos lugares lo único que queda es escombros.
Tal vez, tu propio matrimonio ahora sea solamente escombros. Quizá tú te sientas como una de esas piedras quemadas de las cuales Sanbalat dijo que nunca podrían ser usadas para construir una muralla fuerte. Nehemías 4:1-2, "Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?". Nehemías no escuchó la voz del enemigo, ni tú tampoco debes hacerlo. Jesús tiene grandes planes para ti, y quiere restaurarte la fuerza y en el poder. Al someterte a los planos de la Palabra de Dios, aceptando tanto sus límites como su protección, tu matrimonio y tu hogar pueden ser transformados por su poder.
O tal vez tú solamente tengas unas cuantas grietas en tu pared, áreas pequeñas de erosión que han empezado a desgastarse. Reconoces la necesidad de fortalecer tu pared, y fortificarla usando los planos de Dios como tu guía. No hay mejor hora para empezar a reconstruir que cuando los problemas son por primera vez identificados. Tus piedras no se han aún quemado, y tu pared aún no se ha derrumbado. Las pequeñas reparaciones arreglos aquí y allá establecerán firmemente tu matrimonio sobre La Roca y solidificarán la protección de tu muralla.
Si tú ahora tienes un matrimonio fuerte, establecido y arraigado en la Palabra, tienes mucho que ofrecerles a otros. La fortaleza y la estabilidad de tu sección del muro es vital para otros. Muchas veces es difícil ayudar a otros a reconstruir con cierta medida de éxito si no entiendes como tu muro llegó a ser tan fuerte. Tienes que reconocer los planos que has seguido para que así puedas compartirlos con otros. El entender cuáles herramientas de la Palabra de Dios han fortalecido tu matrimonio te capacitará para ayudar a otros a restaurar y fortalecer sus hogares y matrimonios.
Cualquiera que sea el estado de tu matrimonio y hogar hoy, puedes recibir bendiciones y crecer en el Señor a través de una comprensión mayor y aplicación de los planos de Dios para ellos. Nehemías animaba a la gente, “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas” (Nehemías 4:14). Tal vez ese llamado a la batalla no ha sido tan urgente desde aquel entonces hasta ahora. Se puede escuchar el sonido de la trompeta en la tierra (Nehemías 4:20) y el Señor está diciendo, “¡A la restauración!”.
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