¿Tiene usted el valor de defender la verdad de la Biblia, cuando todos a su alrededor se burlan de ella, la critican y no la creen?
A un libro de la Biblia no se le puede valorar basándonos en su tamaño. Por ejemplo, el libro de Judas contiene sólo 25 versículos. Su estilo es sencillo, pero su mensaje es comunicado con autoridad y amor, y es tan importante hoy como lo fue cuando se escribió originalmente. Su autor, muy probablemente el medio hermano de Jesucristo, instó a sus lectores a “contender ardientemente por la fe”. ¿Qué quiso decir él, exactamente con “contender por la fe”?. La raíz griega de la palabra “contender” significa “pelear” o “defender”. Habla de batallar, guerrear y luchar. Judas eligió la forma presente del verbo, lo cual significa una acción sostenida. La fe a la que se refiere Judas no es nuestra fe personal en Jesús, sino más bien lo que creemos sobre la salvación, Cristo, el Espíritu Santo, los atributos de Dios, las cosas futuras y la gracia, es decir, todo el conjunto de la doctrina cristiana. Suponga que le pregunto: “¿Qué cree usted como cristiano?” ¿Están sus creencias bien afirmadas en su mente, para que pueda expresarlas con claridad? ¿Podría explicar qué es la salvación? ¿O la Santificación? ¿O el Bautismo?. Es importante poder comunicar estas verdades, porque así es como se ha preservado el Evangelio. Dios Padre lo ha revelado a través del Señor Jesucristo, quien lo comunicó a sus discípulos. Ellos, a su vez, lo explicaron al cuerpo, la Iglesia. Luego, como ahora, el pueblo de Dios, al enseñar la verdad a otros, extiende el Evangelio por todo el mundo. Como dice Pablo en Colosenses 1:6, esta fe nos fue entregada no simplemente para que la creyéramos y la guardáramos, sino también para que la compartiéramos.
Por otra parte, debemos saber el porqué fue escrita esta carta. El v. 4 dice: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”. Judas vio que falsos maestros se estaban infiltrando en la iglesia. Entraban furtiva y astutamente fingiendo ser una cosa, pero en realidad eran algo totalmente diferente. Los falsos maestros de hoy se introducen sigilosamente pretendiendo ser justos y diciendo que quieren el crecimiento de la iglesia y la edificación de los creyentes. No dicen: “Soy un liberal consumado”, “No creo la mitad de lo que dice el libro de Génesis”, o “Creo que todo el Apocalipsis es simbólico”. No, se introducen “camuflados”, mezclando la verdad con el error, y una vez que están dentro de los Seminarios y las Iglesias hacen un gran daño con sus falsas doctrinas. La Biblia habla mucho de los falsos maestros que se introducen en la iglesia, perturbándola y dividiéndola. Sucede de la manera siguiente: bajo falsos pretextos, los maestros liberales (los que niegan la infalibilidad de las Escrituras) se infiltran en el cuerpo, trayendo con ellos falsas doctrinas. El hecho es que nuestra teología debe gobernar nuestra moral, pero muy a menudo sucede lo contrario: los falsos maestros adaptan su teología a la conducta que ellos prefieren. La teología liberal permite todas las maneras de pensar y todas las conductas. Poco a poco, estas ideas erróneas debilitan a toda la comunidad comenzando por arruinar a las personas, quienes a su vez desestabilizan a sus familias. Finalmente, el firme fundamento bíblico de esa comunidad es destruido.
Otro factor de propagación de la falsa doctrina es la popularidad. Las personas célebres de nuestra cultura tienen el efecto de atraer a mucha gente. Hay muchas personas que creen lo que escuchan de alguien importante a quién admiran. Dios quiere que tengamos un espíritu de discernimiento, para que no seamos arrastrados por nada ni por nadie en ningún momento, porque Él desea que no tengamos nada que ver con falsas doctrinas. En el v. 16, Judas continúa describiendo a los falsos maestros como “murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho”. Ahora bien, usted probablemente ha escuchado decir que debemos ser simpáticos con todo el mundo, pero yo no sé de un solo versículo en la Biblia que diga que hay que ser simpáticos con los que se introducen a hurtadillas con doctrinas falsas y con el propósito de dividir al Cuerpo de Cristo. Pablo dice que debemos apartarnos de ellos (2 Corintios 6:17), y no menciona nada de ser complacientes o de aceptar sus ideas. Esto no significa que podemos ser ásperos o desagradables, pero no tenemos que tolerar el error. Es posible que algunos de ustedes pertenezcan a una iglesia donde el pastor no cree toda la Biblia. Entonces, ¿por qué no lo confronta con las Escrituras? Cualquier hombre que se para detrás de un púlpito es responsable ante Dios de enseñar la verdad. También es responsable ante las familias de la congregación, porque la verdad de la Palabra de Dios es lo que las protege. Usted no puede permitir que sus hijos estén aprendiendo una doctrina que va a destruir absolutamente su moralidad, su fe en la Palabra de Dios, y su creencia en el Señor Jesucristo. Si su pastor no está enseñando la verdad, su mente y la de sus hijos están siendo corrompidas. Le digo esto con amor, pero tiene que ser dicho: usted tiene que cambiar de iglesia. Muchas personas creen que no pueden dejar una congregación de la cual su familia ha formado parte por generaciones. O, pueden pensar que su pastor no los extraviaría.
A veces imaginan que son lo suficientemente fuertes como para soportar los efectos de cualquier error “involuntario”. Déjeme decirle algo: una palabra o dos de engaño son suficientes para pervertir una manera de pensar. Especialmente si usted es un padre o una madre, no puede tolerar que un pastor o una escuela liberal mezclen la verdad con el error para destruir a su familia. Hoy se está enseñando mucha falsa doctrina, y si ésa es la situación en su iglesia, haga lo que dice la Biblia y apártese de ella. Para el pueblo de Dios es importantísimo conocer la Biblia. Estudiar la Palabra de Dios es la única forma de identificar el error. Cuando usted conoce la verdad y escucha a alguien predicar falsa doctrina, algo dentro de usted se inquieta; percibe inmediatamente “avisos de alerta roja”. Siente: “¡Esto no está bien! ¡Algo está mal!” Lo que usted está percibiendo es al Espíritu Santo sonando una alarma. Pero, para tener un “filtro” efectivo, debe poner en su mente la verdad de Dios, los versículos y los principios bíblicos. Entonces el Espíritu Santo tiene material para utilizar al enseñar, guiar y traer cosas a su memoria. ¿Conoce usted las doctrinas básicas de su fe? Si le destruyeran su Biblia, ¿sería capaz de justificar lo que cree, y por qué? ¿Está usted dispuesto a luchar por su fe? Muchas personas no quieren tener conflictos o confrontaciones en su vida, pero la exhortación bíblica de contender implica lucha, tensión y pelea.
Cuando se trata de falsos maestros que no creen que toda la Biblia es la Palabra inspirada e infalible del Dios vivo, Judas nos dice que es necesaria una batalla.¡Sea valiente! Piense en que la Biblia ha sobrevivido a través de las edades. La única razón por la que tenemos la Biblia y las instituciones que predican la verdad, es porque unos fieles soldados cristianos decidieron defender la fe, luchar por ella, y multiplicarla llevando la Palabra a otros. Todo el libro de Judas es una advertencia, una declaración y un llamado: el pueblo de Dios debe entender la verdad del Señor para no ser deslumbrados por los falsos maestros, que son elocuentes de palabras y de personalidad impresionante, pero que están muertos doctrinalmente. ¿Tiene usted la valentía de defender la verdad de la Biblia cuando todos a su alrededor se burlan de ella, la critican y no la creen?. Desde que Dios inspiró este libro, los hombres han hecho todo lo posible por destruirlo, pero Dios resume la situación en una frase: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8). Su mensaje es eterno. ¡Y es suyo! ¿Qué valor le da usted a eso?. Durante el curso de su vida aquí en la tierra, usted verá la propagación de más doctrinas falsas, no sólo en radio y televisión, sino en periódicos, revistas... ¡y en iglesias! Cuando usted oiga decir falsedades en nombre de Cristo, no importa quien las diga, pregúntese esto: ¿Dijo Dios eso? La única manera cómo usted puede ser engañado por el error, es siendo ignorante de la verdad de la Biblia, y la única manera de aprenderla es yendo personalmente a la Palabra de Dios. Comience a leerla, y Dios desarrollará un espíritu de discernimiento en usted. Después estará preparado, como instó Judas, para contender por la fe.
By Charles Stanley
Gracias, gracias, muchas gracias mi Señor Jesús por lo que has hecho por mi, por salvarme, por fijarte en mi y darme de tu Amor que es inagotable y más dulce que la miel y de tu misericordia que es nueva cada día, tu fidelidad es grande e incomparable, has sido Bueno, eres Hermoso, eres Precioso y Admirable amado mio. 
