¿Ha enfrentado alguna vez circunstancias tan abrumadoras que llegó a preguntarse cómo podía librarse de ellas? A veces, todos tenemos sentimientos de debilidad. Aunque ninguno de nosotros disfruta de esas experiencias, los períodos de impotencia y vulnerabilidad no son necesariamente negativos. La debilidad puede tener resultados dañinos, como son la autocompasión, la desesperación o el pecado. Pero también puede ser beneficiosa porque nos lleva a depender de Dios. Una situación que a menudo nos causa temor y desánimo, es un ataque satánico, un ataque premeditado y decidido por el diablo con el propósito de dañar su espíritu, alma y cuerpo.
Satanás no es omnipotente, pero sí un adversario muy poderoso Sin embargo, Dios no nos deja que nos defendamos solos, sino que quiere que entendamos Su capacidad sobrenatural e ilimitada para ayudarnos. Es por eso que Efesios 6:10 nos dice que nos fortalezcamos en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Cuando usted confió en Jesús como su Salvador, el Espíritu Santo vino a morar en usted, lo que significa que en su interior vive un miembro de la Trinidad que tiene un poder sobrenatural, un poder mayor que el de Satanás, para permitirle estar firme. El mismo poder divino que creó los cielos y la tierra, que calmó el océano y que levantó a los muertos, está a disposición de todos los creyentes por medio del Señor Jesucristo, y es absolutamente esencial durante los ataques espirituales.
La Biblia nos dice que debemos estar firmes y resistir al diablo (Ef. 6:10; Stg. 4:7). No dice: "Ármense y combátanlo" por la razón de que la batalla por nuestra salvación ya fue ganada en la Cruz. Una vez que usted pertenece a Dios, ya está seguro por toda la eternidad, Satanás ya no puede tener su espíritu, alma o vida eterna (Jn. 10:28-30). Pero su objetivo es frustrar el plan de Dios para usted, y puede hacerle un gran daño. Él intenta robarle su gozo y su paz, causarle confusión e ira, y animarlo a tener relaciones indebidas en su vida. Hará todo lo que pueda para quitarle las bendiciones que el Señor ha prometido. Y cuanto más santamente trate usted de vivir delante de Dios, más fuertes serán sus ataques. Satanás desea destruír su testimonio, y hacerlo a usted lo más inefectivo posible.
¿Puede decir que está andando en obediencia a Dios? Si no puede, la razón puede ser que ha cedido a algún ataque satánico. ¿Ha creído en las mentiras del diablo y se ha entregado a él? Lo que pudo haber parecido una tentación inocente, puede a la larga ejercer un control implacable sobre usted. Dios quiere que los cristianos estén bajo Su control, pero el Enemigo quiere tenerlo bajo su influencia, y hará lo más que pueda para destruir todo lo bueno que hay en su vida. Los objetivos de Satanás son muy claros. Trata de alejar a los creyentes del Señor y de impedir que Dios reciba la gloria que Él merece. Mientras el diablo esté cerca, sufriremos sus ataques. Por tanto, la pregunta no es cómo evitar los ataques satánicos sino cómo vencerlos.
Pablo explica el plan de batalla en el capítulo 6 de Efesios. Primero, debemos identificar al enemigo; segundo, debemos vestirnos de toda la armadura de Dios y permanecer firmes. La clave para soportar las embestidas de Satanás es apropiarnos de la fortaleza del Dios vivo. ¿Cómo obtener Su poder en nuestra vida, para que éste sea liberado en todas las circunstancias? Hay sólo una manera: mediante la oración.
Es mediante la oración que el Señor libera Su energía, Su divino poder y Su protección, capacitándonos para vivir una vida piadosa y santa a pesar de nuestras circunstancias. Es sólo a través de la oración que nuestra mente y espíritu pueden discernir lo que la persona natural no puede percibir. Por medio de la oración podemos sentir los avisos de los ataques de Satanás, que pueden estar dirigidos a lo que sea: las finanzas, la familia, las relaciones, o la salud. Lo que Satanás más odia es al creyente que sabe cómo perseverar en la oración y reclamar las Promesas de Dios. El Enemigo no tiene ninguna defensa contra la oración perseverante, que destruye su poder y lo hace huir. Cuando no oramos nos preparamos para ser derrotados por el diablo.
Tenemos el poder de Dios a nuestra disposición, pero a veces no somos capaces de permanecer firmes contra los ataques satánicos. Puesto que nuestro Enemigo conoce el poder de la oración, usará las distracciones para dirigir nuestras mentes a cualquier cosa que no sea la oración. Hará lo posible por evitar que pasemos tiempo en comunión con nuestro Padre celestial. Satanás quiere que estemos demasiado ocupados para hablar con Aquel que nos ama, que lo sabe todo, y que desea defendernos en cualquier situación.
Nuestro Padre celestial ve la totalidad de la zona de combate en la que vivimos cada día. Él sabe dónde estamos en el campo de batalla, y también conoce nuestras debilidades. También está consciente de lo que Satanás está haciendo en nuestras vidas, de cada una de sus sutiles artimañas, de dónde atacará, y de qué se valdrá para derrotarnos.
Si usted no ora, si no clama por la dirección y guía divina, y si no se pone la armadura de Dios por fe cada día, el Enemigo podrá influenciarlo fácilmente. Como bien sabía Pablo, la oración es esencial para protegernos contra las asechanzas del diablo, todo lo que se diga de su importancia no será suficiente. Su comprensión de las Escrituras estará en proporción directa a sus oraciones. Asimismo, la santidad de su vida y su utilidad para Dios serán también proporcionales a su comunicación con Él. Es muy importante que entendamos que orar no es simplemente decir "Señor, bendíceme, bendice a aquel, bendice a aquella. Dame esto, dame aquello". La oración seria es hablar a nuestro Padre celestial, quien escucha y desea responder. La oración tiene que ver con humillarnos y reconocer no sólo nuestra necesidad sino también Su presencia, Su santidad y Su justicia. La fuente de nuestra fortaleza es el Dios vivo, y Su poder se canaliza en nuestras vidas principalmente cuando escuchamos y hablamos con Él.
Para entender lo que hace falta para que el poder de Dios sea liberado, Pablo escribe: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu..." (Ef. 6:18). Al decir "con toda oración", se está refiriendo a la oración en general, es decir, peticiones, acciones de gracias, alabanza e intercesión, todas ellas importantes. Luego, utiliza la palabra "súplica", que se refiere a una petición especial y excepcional. Dios muestra Su poder a través de la oración cuando le pedimos algo específico, y hace exactamente lo que solicitamos. Pero si nuestra oración es solo "Bendíceme, bendice esto, bendice aquello", ¿cómo podemos saber si Dios ha respondido?
Pablo habla también de orar en todo tiempo. Somos más vulnerables a los ataques satánicos cuando no oramos. Satanás prepara circunstancias en su vida y la mía para derrotarnos. Él quiere que usted esté demasiado ocupado y distraído, o negligente en cuanto a la oración. Sabe que una vez que usted deje de orar, pronto caerá en un estado de preocupación y ansiedad, las cargas se le volverán más pesadas, y usted se sentirá desanimado y cansado. Al final, se sentirá emocional, espiritual y físicamente débil. Si baja la guardia, el diablo le atacará. Á Simplemente no puede permitirse el no orar!
1 Tesalonicenses 5:17 nos da más instrucciones con tres poderosas palabras: "Orad sin cesar". ¿Cómo podemos orar en todo momento? Lo que esta expresión significa, es vivir consciente de Dios. Piense en términos de un aparato de teléfono. Si usted cuelga, la llamada se desconecta. "Orad sin cesar" significa no colgar, permanecer siempre en línea con Dios. Así es como Él quiere que vivamos. Por eso, si me encuentro con alguna persona por la que he estado orando y algo ha sucedido en su vida, le diré: "Gracias, Señor, por lo que hiciste por esa persona". Y si veo que algo malo está sucediendo, diré: "Señor, confío en que Tú vas a corregir esta situación". La verdad es que debemos ser capaces de hablar específicamente con el Padre todo el tiempo. "Orar siempre" significa vivir en comunión con Dios, conscientes siempre de Su presencia.
Sólo hay una manera para ser lo suficientemente fuertes y resistir los engaños y trampas del diablo: debemos tener una relación en la que Dios esté hablando siempre a nuestro corazón, y nosotros estemos siempre hablando con Él. Usted y yo no podemos tener la capacidad de discernir como debemos, a menos que estemos orando como debemos.
Satanás quiere que usted crea que hay tiempos cuando no necesita de Dios; el diablo se llena de odio cuando lo ve de rodillas. Pero Dios es omnipresente y siempre es accesible. Cuando usted se halla conduciendo su automóvil por la autopista, ¿en qué piensa? ¿Por qué no habla con Dios? Cuando está sentado en su escritorio, ¿en qué piensa? Usted puede hablar con el Padre de todo lo que sea.
¿Es su vida de oración penosa o poderosa? Nadie puede ponerse su armadura espiritual por usted. Si usted quiere lo mejor de Dios para su vida, haga de la oración un hábito constante. El poder divino y sobrenatural está a su disposición si clama a Dios y lo pide por fe. Sus oraciones liberarán el poder de Dios en su vida, y harán posible que usted se mantenga firme contra todas las embestidas violentas del diablo.
Satanás no es omnipotente, pero sí un adversario muy poderoso Sin embargo, Dios no nos deja que nos defendamos solos, sino que quiere que entendamos Su capacidad sobrenatural e ilimitada para ayudarnos. Es por eso que Efesios 6:10 nos dice que nos fortalezcamos en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Cuando usted confió en Jesús como su Salvador, el Espíritu Santo vino a morar en usted, lo que significa que en su interior vive un miembro de la Trinidad que tiene un poder sobrenatural, un poder mayor que el de Satanás, para permitirle estar firme. El mismo poder divino que creó los cielos y la tierra, que calmó el océano y que levantó a los muertos, está a disposición de todos los creyentes por medio del Señor Jesucristo, y es absolutamente esencial durante los ataques espirituales.
La Biblia nos dice que debemos estar firmes y resistir al diablo (Ef. 6:10; Stg. 4:7). No dice: "Ármense y combátanlo" por la razón de que la batalla por nuestra salvación ya fue ganada en la Cruz. Una vez que usted pertenece a Dios, ya está seguro por toda la eternidad, Satanás ya no puede tener su espíritu, alma o vida eterna (Jn. 10:28-30). Pero su objetivo es frustrar el plan de Dios para usted, y puede hacerle un gran daño. Él intenta robarle su gozo y su paz, causarle confusión e ira, y animarlo a tener relaciones indebidas en su vida. Hará todo lo que pueda para quitarle las bendiciones que el Señor ha prometido. Y cuanto más santamente trate usted de vivir delante de Dios, más fuertes serán sus ataques. Satanás desea destruír su testimonio, y hacerlo a usted lo más inefectivo posible.
¿Puede decir que está andando en obediencia a Dios? Si no puede, la razón puede ser que ha cedido a algún ataque satánico. ¿Ha creído en las mentiras del diablo y se ha entregado a él? Lo que pudo haber parecido una tentación inocente, puede a la larga ejercer un control implacable sobre usted. Dios quiere que los cristianos estén bajo Su control, pero el Enemigo quiere tenerlo bajo su influencia, y hará lo más que pueda para destruir todo lo bueno que hay en su vida. Los objetivos de Satanás son muy claros. Trata de alejar a los creyentes del Señor y de impedir que Dios reciba la gloria que Él merece. Mientras el diablo esté cerca, sufriremos sus ataques. Por tanto, la pregunta no es cómo evitar los ataques satánicos sino cómo vencerlos.
Pablo explica el plan de batalla en el capítulo 6 de Efesios. Primero, debemos identificar al enemigo; segundo, debemos vestirnos de toda la armadura de Dios y permanecer firmes. La clave para soportar las embestidas de Satanás es apropiarnos de la fortaleza del Dios vivo. ¿Cómo obtener Su poder en nuestra vida, para que éste sea liberado en todas las circunstancias? Hay sólo una manera: mediante la oración.
Es mediante la oración que el Señor libera Su energía, Su divino poder y Su protección, capacitándonos para vivir una vida piadosa y santa a pesar de nuestras circunstancias. Es sólo a través de la oración que nuestra mente y espíritu pueden discernir lo que la persona natural no puede percibir. Por medio de la oración podemos sentir los avisos de los ataques de Satanás, que pueden estar dirigidos a lo que sea: las finanzas, la familia, las relaciones, o la salud. Lo que Satanás más odia es al creyente que sabe cómo perseverar en la oración y reclamar las Promesas de Dios. El Enemigo no tiene ninguna defensa contra la oración perseverante, que destruye su poder y lo hace huir. Cuando no oramos nos preparamos para ser derrotados por el diablo.
Tenemos el poder de Dios a nuestra disposición, pero a veces no somos capaces de permanecer firmes contra los ataques satánicos. Puesto que nuestro Enemigo conoce el poder de la oración, usará las distracciones para dirigir nuestras mentes a cualquier cosa que no sea la oración. Hará lo posible por evitar que pasemos tiempo en comunión con nuestro Padre celestial. Satanás quiere que estemos demasiado ocupados para hablar con Aquel que nos ama, que lo sabe todo, y que desea defendernos en cualquier situación.
Nuestro Padre celestial ve la totalidad de la zona de combate en la que vivimos cada día. Él sabe dónde estamos en el campo de batalla, y también conoce nuestras debilidades. También está consciente de lo que Satanás está haciendo en nuestras vidas, de cada una de sus sutiles artimañas, de dónde atacará, y de qué se valdrá para derrotarnos.
Si usted no ora, si no clama por la dirección y guía divina, y si no se pone la armadura de Dios por fe cada día, el Enemigo podrá influenciarlo fácilmente. Como bien sabía Pablo, la oración es esencial para protegernos contra las asechanzas del diablo, todo lo que se diga de su importancia no será suficiente. Su comprensión de las Escrituras estará en proporción directa a sus oraciones. Asimismo, la santidad de su vida y su utilidad para Dios serán también proporcionales a su comunicación con Él. Es muy importante que entendamos que orar no es simplemente decir "Señor, bendíceme, bendice a aquel, bendice a aquella. Dame esto, dame aquello". La oración seria es hablar a nuestro Padre celestial, quien escucha y desea responder. La oración tiene que ver con humillarnos y reconocer no sólo nuestra necesidad sino también Su presencia, Su santidad y Su justicia. La fuente de nuestra fortaleza es el Dios vivo, y Su poder se canaliza en nuestras vidas principalmente cuando escuchamos y hablamos con Él.
Para entender lo que hace falta para que el poder de Dios sea liberado, Pablo escribe: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu..." (Ef. 6:18). Al decir "con toda oración", se está refiriendo a la oración en general, es decir, peticiones, acciones de gracias, alabanza e intercesión, todas ellas importantes. Luego, utiliza la palabra "súplica", que se refiere a una petición especial y excepcional. Dios muestra Su poder a través de la oración cuando le pedimos algo específico, y hace exactamente lo que solicitamos. Pero si nuestra oración es solo "Bendíceme, bendice esto, bendice aquello", ¿cómo podemos saber si Dios ha respondido?
Pablo habla también de orar en todo tiempo. Somos más vulnerables a los ataques satánicos cuando no oramos. Satanás prepara circunstancias en su vida y la mía para derrotarnos. Él quiere que usted esté demasiado ocupado y distraído, o negligente en cuanto a la oración. Sabe que una vez que usted deje de orar, pronto caerá en un estado de preocupación y ansiedad, las cargas se le volverán más pesadas, y usted se sentirá desanimado y cansado. Al final, se sentirá emocional, espiritual y físicamente débil. Si baja la guardia, el diablo le atacará. Á Simplemente no puede permitirse el no orar!
1 Tesalonicenses 5:17 nos da más instrucciones con tres poderosas palabras: "Orad sin cesar". ¿Cómo podemos orar en todo momento? Lo que esta expresión significa, es vivir consciente de Dios. Piense en términos de un aparato de teléfono. Si usted cuelga, la llamada se desconecta. "Orad sin cesar" significa no colgar, permanecer siempre en línea con Dios. Así es como Él quiere que vivamos. Por eso, si me encuentro con alguna persona por la que he estado orando y algo ha sucedido en su vida, le diré: "Gracias, Señor, por lo que hiciste por esa persona". Y si veo que algo malo está sucediendo, diré: "Señor, confío en que Tú vas a corregir esta situación". La verdad es que debemos ser capaces de hablar específicamente con el Padre todo el tiempo. "Orar siempre" significa vivir en comunión con Dios, conscientes siempre de Su presencia.
Sólo hay una manera para ser lo suficientemente fuertes y resistir los engaños y trampas del diablo: debemos tener una relación en la que Dios esté hablando siempre a nuestro corazón, y nosotros estemos siempre hablando con Él. Usted y yo no podemos tener la capacidad de discernir como debemos, a menos que estemos orando como debemos.
Satanás quiere que usted crea que hay tiempos cuando no necesita de Dios; el diablo se llena de odio cuando lo ve de rodillas. Pero Dios es omnipresente y siempre es accesible. Cuando usted se halla conduciendo su automóvil por la autopista, ¿en qué piensa? ¿Por qué no habla con Dios? Cuando está sentado en su escritorio, ¿en qué piensa? Usted puede hablar con el Padre de todo lo que sea.
¿Es su vida de oración penosa o poderosa? Nadie puede ponerse su armadura espiritual por usted. Si usted quiere lo mejor de Dios para su vida, haga de la oración un hábito constante. El poder divino y sobrenatural está a su disposición si clama a Dios y lo pide por fe. Sus oraciones liberarán el poder de Dios en su vida, y harán posible que usted se mantenga firme contra todas las embestidas violentas del diablo.
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