Cuando hablamos de la "voz de Dios", no estamos hablando necesariamente de una voz que podemos oír con nuestros oídos o con nuestra mente. Es posible que Dios le haya hablado alguna vez de esta manera. Pero, por la "voz de Dios" quiero decir ese llamado o instrucción clara y definitiva que ha recibido de Dios Padre al estar en oración. Y puede venir de varias formas. Puede ser una voz audible, un entendimiento nuevo de las Escrituras, o la seguridad apacible y tranquila acerca de una decisión en particular.
Si estamos escuchando al Señor, ¿cómo podemos estar seguros de que es Él a quien estamos oyendo, y no alguna otra voz? A menudo oigo la siguiente pregunta de personas sinceras que buscan la voluntad de Dios: "Estoy pidiendo al Señor que me guíe, pero me siento como si estuviera oyendo dos voces. ¿Cómo sé si es Dios el que habla o si es Satanás, o si son mis propios pensamientos?"
Estas son preguntas sinceras y genuinas, y en verdad, a menudo es difícil diferenciar entre las voces y consejos que nos vienen en la vida cristiana. Incluso el apóstol Pedro tuvo esta experiencia, como vemos en Mateo 16:21-23. Cuando Jesús mencionó a Pedro sobre su crucifixión inminente, este contestó con atrevimiento: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca".
Aunque Pedro estaba convencido de que sus palabras vinieron de Dios, Jesús al instante reconoció la voz detrás de la declaración de Pedro. Él contestó: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres."
A pesar de las buenas intenciones de Pedro, él estaba escuchando la voz de Satanás, quien astutamente habló en sintonía con los propios deseos de Pedro (que Jesús no muriera). Sin embargo, esta no era la voluntad de Dios. Aunque Pedro no entendió ese punto, ciertamente era la voluntad de Dios que Jesús enfrentara esa muerte horrible, para que así pudiera consumar la salvación maravillosa que Dios había planeado desde el principio.
Antes de que ver cómo reconocer la voz de Dios, quiero decirle que usted como creyente puede discernir la voz de Dios de otras que podrían demandar su atención. Recuerde, Jesús mismo testificó de esta verdad en Juan 10:27, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen". Nuestro Salvador no está distante. Él nos habla y nos dice que podemos conocer su voz. La pregunta entonces, es: ¿Cómo reconocemos esa voz entre las otras que podemos oír?
Quiero compartir con usted cinco preguntas que puede usar para examinar una palabra proveniente de Dios. Siempre que usted crea que ha oído que Dios le habla, pregúntese cada una de estas para asegurar, en efecto, que es Dios quien le está hablando.
1. ¿Es este mensaje coherente con las Escrituras? Dios nunca nos guiaría a hacer algo que sea contrario a su Palabra. Las verdades de las Escrituras no cambian; siguen siendo firmes y seguras sin importar las circunstancias. Esto significa que la Biblia es la única norma absoluta por la cual podemos medir otras voces, otros principios y otras instrucciones. Otro punto que quiero mencionar aquí es que debemos medir el mensaje con toda la Escritura, no sólo un versículo seleccionado. La Biblia es un todo perfecto; no se contradice. Por tanto, no debemos aislar ningún versículo de su contexto correcto. En verdad, es posible sacar un versículo de su contexto y tergiversarlo para que diga lo que se nos antoje. Este es un mal uso de las Escrituras. Por eso debemos medir la voz que hemos oído con todo el mensaje de la Biblia.
2. ¿Contradice el mensaje la lógica humana? A menudo tomamos decisiones basadas en lo que parece ser la solución más lógica. Sin embargo, Dios no hace las cosas de acuerdo a nuestra lógica. Aunque a veces nos parece lógico lo que Dios hace, la verdad es que no siempre entendemos por qué Dios hace algunas cosas de cierta manera. En las Escrituras se nos manda con frecuencia hacer cosas que van contra la lógica humana: amar a nuestros enemigos (Mat. 5:43-48), dar dinero para recibir riquezas eternas (Mat. 6:19-24), y considerar a los demás como superiores a nosotros mismos (Filipenses 2:3-4). Para el mundo, con su perspectiva antibílblica y anticristiana, estas cosas son tonterías; sin embargo, a los ojos de Dios son las verdades espirituales de éxito. Por eso, no deberíamos nunca subestimar un mensaje de Dios simplemente porque no parece tener sentido según las normas humanas; por el contrario, eso podría ser una señal de que es de verdad una palabra proveniente de Dios.
3. ¿Lo que oigo choca contra mi naturaleza carnal? Dios nunca nos pediría que hiciéramos algo con el único propósito de agradar nuestros deseos carnales. Ahora, no estoy diciendo que Dios no nos diría que hiciéramos algo que trajera gran gusto. Dios está ciertamente interesado en nuestro deleite, pero esto nunca es medido por nuestra inmediata satisfacción carnal. Dios está más interesado en lo que agrada al Espíritu dentro de nosotros, no en nuestros deseos e instintos pecaminosos. El mundo puede decir: "Si te gusta, hazlo." Sin embargo, la verdad de las Escrituras es que lo correcto, lo que es según Dios, no siempre será lo "más divertido" o lo más placentero para nosotros. Si la voz que usted oye lo único que hace es despertar sus instintos humanos, entonces lo más probable es que no sea la Palabra de Dios.
4. ¿Es algo que pondrá a prueba mi fe? Dios está siempre poniendo a prueba nuestra fe, porque es por medio de esas pruebas y luchas que nuestra fe puede experimentar el crecimiento más dinámico. Las decisiones difíciles nos dejan a menudo con la única opción de depender de la gracia de Dios en los momentos de lucha y confusión. Estas experiencias nos llevarán a una relación más íntima con Dios si mantenemos nuestra mira puesta en Él. Si la voz que usted oye está poniendo a prueba su fe y lo insta al crecimiento espiritual, es muy probable que sea la voz de Dios.
5. ¿Es una decisión que requiere de valor? Rara vez es cosa sencilla obedecer la voluntad de Dios en un mundo caído. Por tanto, cuando Él nos llama a hacer algo, casi siempre ello requiere que nos armemos de valor para lograrlo. Siempre que el Señor nos manda hacer algo que pone a prueba nuestra fe o choca con nuestra naturaleza carnal, debemos adoptar una postura firme contra lo que parece "lógico" ante los ojos del mundo.
No hay "fórmula secreta" para discernir la voz de Dios, pero estas preguntas nos ayudarán a evadir algunas de las cosas que nos distraen y nos alejan del verdadero mensaje de Dios. Al igual que Pedro, aun cuando nuestros móviles sean puros, es fácil dejarnos distraer por nuestros propios deseos o por el engaño astuto de Satanás.
Oración
Dios Padre, te doy gracias porque aún le hablas a tus hijos y a tus hijas el día de hoy. Gracias, Señor, por ser ese guía que siempre está presente y activo en mi vida, y, Padre, por favor ayúdanos a distinguir tu voz de todo el bullicio que hay en nuestras vidas. Te alabamos porque nos hablas y porque nos permites reconocer la voz de nuestro Gran Pastor, Jesucristo. En su nombre lo pedimos. Amén.